Cada producción que hago, empieza con una pregunta que hago como un chef “¿Qué tenemos en la heladera?”

Lo que equivale a preguntar qué material gráfico dispone la marca: fotos, mockups, renders, etiquetas. 

Eso me permite saber con qué cuento para cocinar en Photoshop.

En el caso de Natural Pop, la metáfora culinaria funciona perfecto, porque venden premezclas de legumbres.

Querían hacer el lanzamiento de 3 productos, 3 harinas: de garbanzo, de maní y de arvejas.

Lo que teníamos para trabajar, era un render con el mismo ángulo en los 3 casos (salvo el de maní que tenía uno más, de frente), las etiquetas, y algunos archivos editables del packaging que, para lo que quería hacer no me servía.

La opción de foto de producto no estaba sobre la mesa, porque todavía no les habían enviado los envases.

Pasando en limpio, tenía solo renders. Como estamos hablando de lanzamiento, ir con esa opción iba a limitar muchísimo las posibilidades para crear placas creativas, que visualmente tengan impacto.

¿Por dónde empecé? Por los envases, quería que se viera lo más real posible, y disponer de otro ángulo, que se viera en otra posición, para no usar siempre la misma.

Para lograrlo, puse el Photoshop y la IA a máxima potencia. Fue una instancia algo tediosa, de buscar que el doypack fuese lo más cercano a lo que verdaderamente es, a lo que iba a tener el consumidor en sus manos.

Pero el hecho de ser tedioso, no significa que no fue divertido. Si leíste algún otro proyecto que escribí, habrás visto que me encantan esos desafíos.

Y quizás leíste que usar IA no es simplemente darle órdenes a una maquinita y esperar la magia. Simplificar no es fácil, hay que saber a dónde meter mano para poder entregar algo bien hecho.

Como lo que querían era resaltar el origen natural de los productos, poniéndo a cada envase en el centro de la escena, busqué salir de los lugares típicos: el doypack de frente, rodeado de garbanzos.

Quería ir con algo mucho más interesante, que tuviera un impacto más grande. Por eso fui con esquemas 100% creativos, con toques realistas, para quitar el olor a montaje.

Y por eso, fue crucial un tratamiento en profundidad, hacerle un service a los envases para que las placas funcionaran.

Lo que siguió, fue ver de qué manera vincular las legumbres con las harinas. Queríamos que las dos tuvieran su protagonismo.

Y lo logramos. Logramos salir de esquemas comunes, a los que el ojo ya está acostumbrado ver.

Jugamos con perspectivas, agregamos movimientos, cambiamos los envases y sus posiciones.

Ellos y yo, quedamos muy conformes con los platos finales.

Todo sin sacar ni una foto, cocinando con lo que había.

Y manteniendo su sabor, perdón, su origen natural.
Primero, quiero que veas lo que teníamos disponible para cocinar. No te voy a mostrar el antes y el después en este proyecto. Estos son los mockups que tenían. Me sirvieron como referencia para mejorarlos, para darle más realismo, y también para tener otro ángulo. Si te fijas, los 3 son iguales, son los mismos, y están mirando en la misma dirección. Quería cambiar eso. En definitiva, ofrecer algo mejor.

Dicho esto, pasemos ahora sí, a ver cómo quedaron las placas cocinadas al calor de la IA + Photoshop.
En la imagen de los envases de recién, me faltó poner el que estaba de frente, que fue el que use acá. De entrada, acá ya tenemos un envase que parece de verdad, me deja con la sensación de que efectivamente lo pusieron ahí ¿Viste?. Acá hay otro tono, hay otro ritmo, diferente a lo que vas a ver después.

Acá le estamos diciendo al consumidor, "vení, pasa por acá que te servimos la harina...directamente del maní". Porque está eso también, esa perspectiva del maní gigante pero no tanto (para no competir con el envase), y el dinamismo de una cascara en el aire llenando el doypack. Todo, en un lugar tranquilo, cálido, bien cuidado, para que te lleves materia prima de calidad y que puedas cocinarle un plato saludable a la gente que más querés.

Acá hay una idea clara de transformación: un envase que, desde el aire, atrae casi magnéticamente los garbanzos y los transforma para servirte la harina. Algo que no hubiese podido hacer con el envase que viste al comienzo. 

Acá la cosa cambia, hay más movimiento, no solo por los ingredientes y el envase, sino también por la luz que viene de arriba y que va dejando sus destellos.
Acá, ya subimos el nivel de dinamismo, de movimiento. Cosechamos el envase directamente de la tierra, y te lo tiramos (con cariño, ninguna cosa brusca) para que lo agarres. En el trayecto, se abrió el paquete y salió expulsada un poco de harina. También, arrancamos sin querer, algunas arvejas y unas vainas que quedaron enganchadas en el doypack. Cosas que suelen pasar cuando uno cosecha este tipo de legumbres.

No podíamos terminar sin la foto familiar, los 3 hermanitos juntos. 

Para hacer esta placa, me inspiré en un diseño que vi en Pinterest, era de unos jugos llenando unas botellas. Me pareció una idea interesante para cerrar el proyecto, y retomar la idea que está en la primera que viste: la de servir directamente desde el fruto.
No fueron solamente imagenes, placas artísticas. Fueron mensajes potentes: recibir un producto noble, natural, para que puedas cocinarte algo que sea nutritivo, que te haga bien, y sin complicaciones. Casi como mi propuesta creativa.
Back to Top