Esta marca siempre me gustó mucho, porque me parece buen producto y con un muy buen packaging.
El diseño y la textura de los doypacks son simples, pero muy bien equilibrados. Y lo que hay adentro, no se queda atrás.
Te soy sincero, no conozco otra marca que te venda un snack de almendras bañadas en chocolates, entre las cosas que produce.
Por eso, lo que busqué en estas placas, fue resaltar envase y contenido, para despertar el deseo del espectador.
Porque…A todos nos gustan, por ejemplo, las almendras con chocolate ¿verdad?
Entonces, me puse manos a la obra.
Esta vuelta, empecé al revés. En lugar de armar un esquema, empecé por las fotos. Con mi cámara y mi reflector, le saqué fotos a los envases en distintas posiciones.
Cambiar el ángulo, cambia el impacto. No es lo mismo que el doypack esté en el aire, a que esté apoyado en una superficie.
Y si además, lo rodeamos de los ingredientes, y de los bocaditos que contiene, bueno, el resultado es más que prometedor.
Las placas que vas a ver tienen un toque delicado, alguna de ellas no tanto, que transmiten ese movimiento que me gusta lograr en muchas ocasiones, y que funciona muy bien.
Algunos colegas que vieron este trabajo, pensaron que usé renders. No, limpié mucho los doypacks, porque son envases muy mañosos, se marcan muy fácil, y si estás preparando un lanzamiento de producto, no lo podés mostrar todo rasguñado.
Una vez que terminé con los envases, lo siguiente fue sentarme a fotografiar los snacks, uno por uno.
Me sentí como esos viejos japoneses que los ves en las películas pintando meticulosamente sobre un lienzo, irradiando paciencia.
Cuando me puse con los clusters de coco, tuve que ir con mucho cuidado de no romperlos porque son muy frágiles, al menos para lo que quería hacer que era sacar una foto en detalle, y en una posición que me sirviera para el montaje.
Para eso, tuve que usar unos alfileres que eran más finitos que los convencionales, no sé de dónde los saqué, ni como llegaron a casa, pero me sirvieron.
Así, como el viejo japonés, estuve un buen rato pescando retratos para cocinarlos en el lienzo de Photoshop.
Agregué otros condimentos, como los splashes de chocolates, semillas y frutos secos. Los coseché de bancos de imágenes, sin nada de IA.
Las placas finales quedaron muy bien logradas, con un estilo minimalista, medio fotográfico por momentos que funcionó para hacer brillar al envase como protagonista.
Tengo la sospecha de que, después de leer esto, te den ganas de probar alguno, o de ver alguna película de enseñanzas orientales.
O ver la película con una bolsita de Natural Candy.
No estaría nada mal ¿no?

Tan cerquita que está ese bocado que se te viene encima...Eso quería lograr en esta placa: que se te venga el contenido real del envase a la cara. No tengo para mostrarte el antes y el después de las producciones, así que vas a poder concentrarte mejor en las placas terminadas.
En esta imagen no hay sorpresas. Los bocados que están en movimiento son realmente así, para no generarte falsas expectativas, algo que sucede con frecuencia. Además, te aporta un dato extra, que son las semillas que ves atrás del doypack. Y el toque de gracia, para que no te quede otra que hacerte una escapada a comprarte uno, son los splashes de chocolate abrazando al envase.

Acá la cosa está más tranquila, ya no te lo estamos tirando en la cara. Un escenario completamente minimalista, con mucha calma, donde las pasas de arándanos están flotando tranquilas, junto con los clusters, esperando a que te animes a probar uno.
De las 3 placas, esta es la que mejor funciona como ejemplo de un esquema creativo en el que no hubiese funcionado usar un render o mockup. Obviamente que le di una limpieza en profundidad, porque son bastante mañosos los doypacks en general. Se marcan mucho. Pero en su justo equilibrio, generan un gran impacto. Como no tengo para mostrarte la imagen original, te cuento que para dejarlo en esa posición, lo sostuve con unos alambres. Muy simple, sin complicarnos la vida.

Y terminamos este recorrido con otra placa bien minimalista. Fijate cómo se luce el envase en su versión real, en un escenario muy simple que le da ese toque premium. En esta oportunidad, no mostramos los bocados.
Como te decía al comienzo, sobre cuánto me gusta el envase, me quedé un buen rato sacándole unas fotos a este, que es el que me parece más lindo. No tenía definido el esquema, lo fui visualizando a medida que avanzaba la sesión. Fueron muchas fotos, pero esta era la indicada. No tuve que fatigar las neuronas para ver cómo seguir. Así que, fui con la idea de un chorro de chocolate que caía junto a los ingredientes para que, mágicamente, tuvieras las almendras listas para saborear. Como suele ocurrir cuando usas chocolate caliente, se suele salpicar alrededor, como lo confirman las gotitas que cayeron.